Es cierto que no es un postre para todos los días porque es muy dulce y demasiado pesado, pero hacerlo alguna vez como algo excepcional es maravilloso. Además, ya se sabe que cuanto más extraordinaria es una cosa, más rica y más ganas tenemos de ella, así que ¡probad a hacerlo! Acompañadlo de una buena infusión ahora que ya viene el frío y… no se puede pedir más.
Ingredientes:
Para el sirope:
240 ml de agua
200 ml de miel
100 ml de sirope de arce
80 grs de azúcar
Zumo de 1 limón
Para el relleno:
2 cucharadas de azúcar
½ cucharadita de canela molida
500 grs de nueces pecanas crudas troceadas
Para la masa:
Un paquete de 250 grs de pasta filo
200 grs de mantequilla derretida
Preparación:
Precalentamos el horno a 180⁰.
Mezclamos los ingredientes del
sirope y dejamos hervir durante 10 minutos. Retiramos del fuego y reservamos.
Ponemos en un bol las nueces
pecanas troceadas finas (no molidas) y mezclamos con el azúcar y la canela.
Cortamos las láminas de pasta
filo del tamaño de la base del molde y colocamos para la base unas 8 láminas.
Engrasamos el molde con mantequilla derretida y colocamos una hoja de pasta,
engrasamos con mantequilla y repetimos esta operación hasta tener 8 capas.
Repartimos la mitad del relleno por la superficie, aplanamos bien y colocamos 4
capas de pasta filo engrasando cada capa con la mantequilla. Repartimos el
resto del relleno y por último colocamos entre 6-8 capas más. Siempre
engrasando cada capa con mantequilla.
Pintamos la superficie con el
resto de la mantequilla y hacemos cortes con un cuchillo afilado, para tener
las porciones bien cortadas.
Horneamos durante 45 minutos o
hasta que veamos que están bien doraditas. En cuanto saquemos el molde del
horno, repartimos por encima el sirope para que se impregne bien el baklava.
Dejamos enfriar y servimos.
Receta obtenida de: Canal Cocina por Alma Obregón
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