Es un momento fantástico para
hacer mermelada de limón. Es mejor que elijáis limones de cáscara gorda. Como
veréis en la receta, hay que dejar los limones un tiempo en agua para quitar el
amargor. A pesar de ese tiempo, mi mermelada ha quedado con un ligero toque
amargo, rico y no excesivo, pero amargo, así que si buscáis hacer una mermelada
dulce no es este el caso. Es perfecta para un desayuno invernal.
Ingredientes:
Un kilo de limones
Un kilo de azúcar
Agua
Colocamos los limones enteros en
una olla y los ponemos a cocer. Cuando estén blandos, es decir, cuando hayan
perdido su consistencia y podáis pincharlos con facilidad, los sacáis y los
escurrís.
Colocáis los limones en una
cazuela con agua fría y los dejáis dos días, cambiándolos el agua cada ocho
horas. Este paso es para que los limones pierdan su característico sabor
amargo.
Pasados los dos días, se sacan
del agua y se cortan en tiritas. El grosor de las tiras dependerá de lo que os
guste y de cuál va a ser su destino final. Particularmente a mí me gusta
encontrarme la cáscara en las tostadas, pero si os gusta más “fina”, cortadlos
en trocitos más pequeños. Se colocan las tiritas de limón en una cazuela, se
añade el azúcar y agua hasta que lo cubra (con tres vasos es suficiente).
Se cuece a fuego lento hasta que
el agua se evapore y los limones adquieran un tono brillante. Y ya está lista
la mermelada.
Aunque en otra ocasión ya
expliqué cómo se envasa la mermelada, no está de más repetirlo.Cuatro son los
pasos:
Primero esterilizamos: Si los
tarros son nuevos, los hervimos durante 10-12 minutos. Si son reutilizados,
15-20 minutos. Los ponemos en una olla grande, con una rejilla en el fondo, y
los cubrimos con agua para que hiervan. Si no tenéis rejilla, podéis poner un
trapo, para que al hervir no se golpeen. Una vez pasado el tiempo de cocción dejaremos en la
olla cubiertos de agua, hasta que vayamos a emplearlos.
Vamos a envasar:llenaremos
los frascos con la mermelada caliente hasta ½ cm por encima del cuello, sin
tocar el cuello con las manos.Removemos el contenido con el mango de una
cuchara de palo para sacar el aire.
A continuación, se colocan las
tapas en los tarros sin apretarlas. Volvemos a colocarlos en la olla, con la
rejilla o el trapo en el fondo, con agua hasta la mitad de su altura.Cuando el
agua empiece a hervir, dejamos durante 10 minutos.
Pasado este tiempo, se sacan los
botes y se colocan sobre una tabla de madera (importante) para que no
revienten.Se levantan las tapas, una a una, para dejar salir el vapor. Se
limpia la boca con un trapo estéril y se cierran los botes, rápidamente.
Por último, colocamos los
frascos ya bien tapados en la olla, seguimos usando la rejilla o el trapo,y los
cubrimos de agua hasta unos 2
cm por encima de las tapas. El agua debe tener más o
menos la misma temperatura que los frascos, para que no revienten. Tapamos la
olla y contamos desde el primer hervor 20 minutos.
Si viéramos que han salido
burbujas, es que no hemos hecho bien el vacío. De todas formas aguantará
perfectamente en la nevera el tiempo suficiente para terminarla.
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