Son un excelente dulce para
terminar una comida. El único paso un poco complicado es el hacer las natillas,
porque ya sabéis que es delicado el momento en el que hay que mezclar la leche
caliente con el huevo batido. Si vais a preparar un surtido de postres, podéis
poner las natillas que os sobren en pequeños cuenquitos acompañados de una mini
galleta María, y así con una preparación tendréis dos dulces perfectos.
Ingredientes:
Para el bizcocho (el molde que he utilizado es de 25 x 21
cm):
2 huevos
100 grs de azúcar
65 grs de nata de cocinar
55 ml de aceite de oliva suave
100 grs de harina
½ sobre de levadura royal
Una pizca de sal
Para el almíbar:
30 ml de anís dulce
100 grs de azúcar
100 ml de agua
Para las natillas:
250 ml de leche
1 huevo grande (L)
15 grs de maicena
1 cucharadita de pasta de vainilla
50 grs de azúcar
Para adornar:
2 cucharadas de canela
3 cucharadas de azúcar
Guindas rojas
Preparación:
Primero vamos a elaborar el bizcocho. Precalentamos el horno a 180°.Batimos
los huevos con el azúcar hasta que blanqueen. Añadimos la nata y el aceite,
mezclamos bien. Incorporamos la harina tamizada junto con la sal y la levadura,
mezclamos bien y ponemos en el molde engrasado.
Horneamos durante 18
minutos.Dejamos templar y desmoldamos. Colocamos sobre un papel vegetal.
A continuación, vamos a preparar el almíbar.Ponemos los ingredientes del
almíbar en un cacito y dejamos hervir durante 5 minutos. Dejamos enfriar.
Nuestro siguiente paso, es hacerlas natillas.Ponemos un poco de la
leche en un vasito y disolvemos la maicena. Dejamos el resto de la leche en un
cacito al fuego junto con el azúcar y la vainilla. En un bol, batimos el huevo
y cuando la leche esté caliente, vamos agregando poco a poco al huevo sin parar
de remover. Añadimos la mezcla de leche y maicena y removemos bien hasta que
esté la mezcla homogénea. Ponemos a fuego lento hasta que espese sin dejar de
remover.
Ahora, con ayuda de una brochita
untamos el bizcocho con el almíbar para que nos quede bien empapado, después
cubrimos con las natillas, alisamos la superficie y metemos en la nevera unas
dos horas.
Pasado este tiempo, sacamos de la
nevera. Mezclamos el azúcar y la canela y espolvoreamos toda la superficie.
Cortamos con un cuchillo bien afilado los pastelitos y con ayuda de un soplete
quemamos la superficie para que quede crujiente. Por último, colocamos una
guinda sobre cada uno de ellos.
Receta obtenida de: http://platilloshumeantes.blogspot.com.es/
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