Vamos a hacer un maravilloso
helado sin ayuda de una heladera. Veréis cómo la textura es igual de cremosa
que los helados que compramos ya preparados. Tened en cuenta el tiempo que
tiene que estar en el congelador, hay que hacerlo de un día para otro y así
estará perfecto. Por cierto, poned una bola en un café caliente… ¿no es
delicioso?
Ingredientes:
370 grs de leche condensada
200 ml de nata para montar
100 ml de whisky
100 grs de azúcar
8 huevos
Preparación:
Disolvemos la leche condensada en
250 ml de agua.
Ponemos en un cazo el azúcar al
fuego y dejamos a fuego lento hasta que adquiera color caramelo. Vertemos la
nata y la leche condensada, con cuidado de no quemarnos con el vapor. Seguimos calentando
hasta que el caramelo, que se habrá solidificado, se disuelva.
Separamos las yemas de las claras
(reservando las claras).
Vertemos la mezcla del caramelo
sobre las yemas en forma de hilo muy despacio y sin parar de remover para que
no se cuajen las yemas. Ponemos al baño maría sin dejar de remover hasta que
espese ligeramente. Añadimos el whisky, mezclamos y dejamos enfriar.
Batimos las claras a punto de
nieve y añadimos a la mezcla anterior, mezclando con cuidado. Metemos en el
congelador durante 2 horas.
Sacamos del congelador y batimos
enérgicamente, volvemos a congelar hasta que esté helado. Un mínimo de 8 horas.
Pasado este tiempo, veremos que
hemos conseguido un helado muy cremoso.
Receta obtenida del libro:
“Larousse de los Postres de Nestlé La Lechera”
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