Los platos que se hacen en el
horno me encantan porque, aunque tienes que estar pendiente, te dejan tiempo
para preparar otras cosas. Hoy os propongo este plato de costillas con sabor
dulce. La combinación de la miel y la sopa de cebolla es peculiar y casan muy bien. No sé si está permitido comerlas con los dedos…
Ingredientes:
240 ml de agua
1 sobre de sopa de cebolla
6 cucharadas de miel
4 patatas medianas
Preparación:
Lavamos las patatas y sin pelar
las envolvemos en papel de aluminio.
A continuación, ponemos las
costillas de cerdo en una fuente de horno y las sazonamos un poco porque la
sopa de cebolla que vamos a utilizar ya lleva sal.
Calentamos un poco el agua y disolvemos en ella la sopa de
cebolla, movemos bien y vertemos sobre las costillas de cerdo.
Colocamos la fuente de las
costillas en el horno y ponemos alrededor las patatas, para que se vayan
horneando.
Horneamos a 200°. Cuando lleve 30
minutos, añadimos 3 cucharadas de miel, damos la vuelta a las costillas y
seguimos horneando. A los 30 minutos añadimos las otras 3 cucharadas de miel y
horneamos unos 15 minutos más hasta que veamos que las costillas están bien
doraditas y la salsa esté gelatinosa.
Iremos comprobando si las patatas
están hechas pinchándolas con un palillo. Suelen tardar unos 30 minutos, así
que cuando estén ya asaditas, las sacamos.
Quitamos el aluminio de las
patatas, las pelamos y las cortamos por la mitad. Las salpimentamos y
espolvoreamos de perejil. Servimos las costillas acompañadas de las patatas.
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