Hay que aprovechar que estamos en
el momento óptimo de los albaricoques –con lo poquito que dura la fruta de
verano no hay que despistarse–, así que hoy os sugiero una tarta de
albaricoques con miel. La elaboración es un poquito larga, pero no es
complicada y el resultado es buenísimo, así que merece la pena invertir un poco
de tiempo.
Ingredientes:
Para la masa:
125 ml de leche
25 grs de levadura de panadería
500 grs de harina
60 grs de azúcar
1 pizca de sal
120 grs de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
2 huevos
Para el relleno:
500 ml de leche
100 grs de azúcar
1 vaina de vainilla
50 grs de maicena
4 huevos
10 albaricoques maduros
3 cucharadas grandes de azúcar
Para la capa de almendras:
150 grs de mantequilla
3 cucharadas de miel
200 grs de azúcar
3 cucharadas de nata
150 grs de almendras fileteadas
Preparación:
Vamos a preparar la masa en
primer lugar.
Templamos la leche a fuego bajo y
disolvemos en ella la levadura. Añadimos la harina, el azúcar y la pizca de
sal. Movemos todo bien y dejamos reposar tapado con un trapo durante 15
minutos. Pasado este tiempo, añadimos la mantequilla y los huevos de uno en
uno. Mezclamos todo bien y cuando esté todo bien integrado dejamos reposar una
hora hasta que haya duplicado su volumen. Reservamos.
Mientras la masa está reposando,
podemos ir preparando la crema del relleno. Ponemos la leche a calentar en un cazo con la vaina
de la vainilla (la hacemos un corte a lo largo para que suelte más sabor).
Ponemos en un bol aparte los huevos, el azúcar y la maicena. Mezclamos todo
bien y echamos un poco de la leche caliente moviendo con cuidado para que no
cuaje. Una vez que tengamos todo mezclado, quitamos la vaina de la vainilla y
colocamos el cazo al baño maría, removiendo bien hasta que espese. Reservamos.
Ponemos en un cazo un vaso de
agua con 3 cucharadas de azúcar y escaldamos durante unos 10 minutos los
albaricoques. Les quitamos la piel y el hueso y cortamos en gajos. Reservamos.
Vamos a hacer la capa de
almendras: ponemos la mantequilla en una sartén, agregamos el azúcar y la miel.
Cuando esté todo bien mezclado, añadimos las almendras fileteadas y dejamos que
se enfríe un poco. Reservamos.
Una vez que hemos preparado todo
lo anterior, es el momento de amasar la masa. La estiramos sobre la encimera
ligeramente enharinada y colocamos sobre un molde rectangular desmontable –el mío
mide 37 x 25– engrasado en el que vayamos a hornear. Colocamos bien la masa en
la base y la pinchamos con un tenedor varias veces, para evitar que suba
durante el horneado. Disponemos sobre la masa la capa de almendras y horneamos
todo a 180° durante 25 minutos.
Dejamos enfriar.
Una vez esté fría, desmoldamos y
cortamos el bizcocho en tres partes iguales. Nos resultarán tres bizcochos
rectangulares. Cada parte de éstas las cortaremos de nuevo en dos partes, así
tendremos seis bizcochos rectangulares. Ahora solo nos queda abrir por la mitad
esos seis bizcochos, y rellenarlos. Rellenamos con una capa de crema, sobre
ella ponemos dos trocitos de albaricoque, otra capa de crema y tapamos con la
otra parte del bizcocho. Como hemos visto, con esta manera de cortarlo,
tendremos seis raciones. Siempre podemos hacer más raciones más pequeñas, si
cortamos el bizcocho en más partes. Queda mejor al hacerlo así que si lo
hacemos en forma de tarta, porque luego para cortarlo es más complicado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario