Esta es una opción estupenda para
cuando no se tiene casi de nada en el frigorífico, ya que los ingredientes son
muy normales y es probable que los tengamos en casa sin necesidad de ir a la compra. Queda muy
suave y ligero. Aunque a tus comensales no les guste mucho la cebolla, estoy
segura de que este pastel les encantará.
Ingredientes:
2 cebollas medianas
4 huevos
100 gr. de queso rallado
100 gr. de pan de molde sin
corteza
500 ml. de leche
40 gr. de mantequilla
Sal
Preparación:
Cortamos las cebollas en aros muy
finitos. Ponemos en una sartén la mantequilla y rehogamos los aros de cebolla
hasta que estén transparentes, sin coger color. Añadimos la leche y, una vez
que empiece a cocer, añadimos las rebanadas del pan de molde desmenuzadas (no
hace falta utilizar el cuchillo, se pueden desmenuzar con las manos). Lo
retiramos del fuego y agregamos el queso rallado y los huevos batidos. Se
mezcla todo bien y se rectifica de sal, si fuera necesario (dependerá del tipo
de queso rallado utilizado).
Ponemos todo en un molde
previamente untado con mantequilla –o sin ella, si utilizamos spray
desmoldeante–, y lo horneamos a 200° hasta que veamos que está dorado. Nos
aseguramos de que está hecho por dentro metiendo una varilla que tendrá que
salir limpia. Y listo para degustarlo.
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